October 13, 2025

Cómo hacer lavados nasales a tu bebé paso a paso

Por qué son importantes los lavados nasales

Durante los primeros meses de vida, los bebés respiran casi exclusivamente por la nariz. Cuando se acumula mucosidad —por un resfriado, el aire seco o la lactancia tumbado— puede dificultarles dormir, alimentarse y descansar bien.
Los lavados nasales ayudan a limpiar las vías respiratorias, facilitar la respiración y prevenir infecciones como la otitis o la bronquiolitis.

Cuándo hacer los lavados

No es necesario hacerlos todos los días si el bebé respira bien. Son especialmente útiles cuando:

  • Hay mocos visibles o congestión.
  • El bebé tiene dificultad para mamar o dormir por la nariz tapada.
  • Antes de las tomas o de dormir, para mejorar el confort.

Qué necesitas

  • Suero fisiológico o solución salina estéril.
  • Dispositivo de lavado nasal, según la edad:
    • Menores de 6 meses: jeringa sin aguja.
    • A partir de 6 meses: dispositivo con presión suave.

👉 Evita los sprays con presión alta o boquillas rígidas en recién nacidos.

Cómo hacer un lavado nasal paso a paso

  1. Si tiene menos de 6 meses, túmbalo de lado, y introduce el suero por el orificio de arriba. Si es mayor de 6 meses, debe estar sentado, mejor sobre tus brazos o rodillas para sujetar los brazos, ligeramente inclinado hacia adelante.
  2. Introduce el suero en una fosa nasal, dejando que salga por la otra.
  3. Deja que el bebé expulse el moco.
  4. Repite en el otro lado.
  5. Limpia la nariz con una gasa o pañuelo suave.

💡 Consejo: Haz los lavados antes de dormir o de las tomas para que el bebé respire mejor y esté más tranquilo.

Errores comunes

  • Usar el suero demasiado frío.
  • Aplicar demasiada presión.
  • Hacer los lavados justo después de comer.
  • Limpiar solo una fosa nasal.

Cuántas veces al día

Depende del grado de congestión. En bebés con mocos frecuentes, 2 o 3 veces al día es suficiente. Si el bebé respira bien, no es necesario hacerlo por rutina.

Cuándo consultar al pediatra

Acude al pediatra si:

  • El bebé tiene fiebre o dificultad para respirar.
  • La mucosidad es espesa o verdosa y no mejora.
  • Se escuchan silbidos o se hunde el pecho al respirar.

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