Durante las últimas semanas del embarazo, una de las principales preocupaciones es la posición del bebé. Lo ideal es que esté en presentación cefálica —con la cabeza hacia abajo—, ya que facilita un parto vaginal. Sin embargo, alrededor de un 4-5% de los embarazos a término presentan una posición no cefálica (de nalgas o transversa), lo que incrementa la probabilidad de tener una cesárea programada.
Una alternativa para intentar evitar la cesárea en estos casos es la versión cefálica externa (VCE). A continuación, te explicamos en qué consiste, cuándo se indica, qué riesgos puede tener y cómo se realiza en la práctica clínica actual.
La VCE es una maniobra obstétrica que se realiza mediante manipulación externa del feto a través del abdomen materno. El objetivo es reposicionar al bebé: desplazar su pelvis del estrecho superior de la pelvis materna y dirigir la cabeza hacia esta zona, colocándolo en posición cefálica.
Se trata de una intervención breve, realizada en un entorno hospitalario seguro, con monitorización fetal continua y supervisión ecográfica en todo momento.
La versión cefálica externa es una maniobra con buenas tasas de éxito. Las estadísticas globales señalan que funciona en el 53 al 63% de los casos, con mejores resultados en mujeres que ya han tenido partos vaginales (alrededor del 80% de éxito en multíparas), frente a un 40% en primíparas.
Esto significa que, en muchos casos, es posible evitar una cesárea programada y tener un parto vaginal seguro.
La maniobra está indicada en mujeres embarazadas con presentación no cefálica, sin contraindicaciones para el parto vaginal ni para la técnica en sí.
La recomendación general es realizarla entre las semanas 36.0 y 37.6, aunque puede considerarse desde la semana 35 hasta el momento del parto. Es una práctica avalada por las principales sociedades científicas internacionales, como:
Aunque es un procedimiento seguro, no está exento de posibles complicaciones. La literatura médica describe una frecuencia global de eventos adversos del 6.1%, siendo los más comunes:
En situaciones más infrecuentes se han detectado episodios de desaceleración uterina o hipotensión materna durante la maniobra. Por este motivo, siempre debe realizarse en un entorno controlado, con quirófano disponible y equipo multidisciplinario preparado.
En muchos hospitales se sigue un protocolo estricto para garantizar la seguridad y el confort de la paciente:
Porque puede ser una alternativa real para evitar una cesárea programada. Si tu embarazo cursa normalmente, tu bebé está en presentación podálica y no hay contraindicaciones, esta maniobra puede abrir la posibilidad de tener un parto vaginal.
Consulta con tu matrona, infórmate bien y toma una decisión que se ajuste a tus necesidades y valores. Estar bien acompañada e informada hace la diferencia.
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