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La lactancia materna puede ser un momento lleno de conexión, pero también es normal encontrarse con dificultades que no esperábamos. Una de ellas es la isquemia del pezón, una condición que provoca dolor intenso y cambios de color en el pezón después de la toma.
Es más común de lo que parece y, aun así, muchas madres pasan semanas sin entender qué les ocurre.
En este artículo te contamos por qué aparece, cómo identificarla y qué puedes hacer desde hoy para sentir alivio. Y, si lo necesitas, recuerda que en Maternify contamos con profesionales que pueden acompañarte de forma personalizada.
La isquemia del pezón ocurre cuando los vasos sanguíneos del pezón se contraen bruscamente (vasoespasmo). Esto reduce temporalmente el flujo sanguíneo y genera dolor que puede ser muy molesto.
Los síntomas más habituales incluyen:
Aunque a veces aparece sin antecedentes, también puede relacionarse con el Síndrome de Raynaud, una condición que afecta a la circulación en zonas del cuerpo como dedos de manos y pies.
Sabemos que puede resultar desesperante sentir dolor al amamantar. Entender el origen ayuda a encontrar soluciones más rápido.
Las causas más frecuentes son:
Es la razón más común. Puede deberse a:
Incluso pequeños detalles pueden desencadenar el vasoespasmo.
Cuando el cuerpo libera más catecolaminas (hormonas del estrés), los vasos se contraen con más facilidad.
Las noches sin dormir, las tomas dolorosas o la ansiedad pueden favorecer que aparezca la isquemia.
Si el pezón queda expuesto después de la toma o hay cambios bruscos de temperatura, el vasoespasmo puede desencadenarse.
Lo más característico son los cambios de color y el dolor que aparece después de la toma.
En otros casos, el dolor está solo durante la succión o se acompaña de grietas o heridas visibles.
Si no estás segura de qué te ocurre, es completamente normal. La lactancia es compleja y cada caso es distinto. En estos casos, una valoración profesional es clave.

Es el paso más importante. Una pequeña modificación puede cambiar por completo la experiencia.
En Maternify podemos ayudarte con videollamadas individuales o asesoría continua si lo necesitas.
El frío es uno de los desencadenantes más habituales.
Puedes probar:
El estrés aumenta la vasoconstricción.
Tomarte unos minutos después de la toma para respirar, beber algo caliente o masajear los hombros puede marcar la diferencia.
Como:
Reducir su consumo puede mejorar los episodios de isquemia.
En casos más complejos, algunos estudios mencionan el uso de Nifedipino, un medicamento que ayuda a relajar los vasos sanguíneos.
Debe ser siempre indicado por un profesional y vigilado especialmente en el posparto.
No tienes por qué pasar por esto sola. La isquemia del pezón tiene solución en la mayoría de los casos, y cuanto antes se aborde, más rápido mejora el dolor.
En Maternify te acompañamos con asesoras de lactancia certificadas que pueden ayudarte a identificar la causa y enseñarte técnicas que alivian desde la primera sesión.
La isquemia del pezón en la lactancia puede ser extremadamente dolorosa, pero también es un problema que suele mejorar mucho con apoyo adecuado.
Revisar el agarre, aplicar calor y reducir el estrés son pasos clave para empezar a sentir alivio.
Si sientes que necesitas orientación para resolverlo, estamos aquí para ayudarte. La lactancia no debería doler, y con acompañamiento especializado, puede volver a ser un momento de conexión y calma.


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